lunes, 21 de febrero de 2011

“Sing-along Geography Lesson”. Guillermo Gómez Peña.

Aunque vendido como geografía, lo que el chicano con bigote nos presenta, se trata más de una sociología cruzada. La fuerte relación que determinados países subdesarrollados o en vías de desarrollo establecen con otros del conocido como “primer mundo”, desencadena una fuerte inmigración que parece gritar: “Globalización”.



Que el propio Guillermo Gómez Peña, tremendísimamente mexicano,  se nos presente más como un motero de la costa Oeste que como un mariachi harto de tequila es solo la punta del iceberg que conforma toda la clase de “geografía” que el personaje en cuestión nos explica de forma clara y pausada.

Las fuertes corrientes migratorias que se establecieron en el mundo en el ya pasado siglo XX, han asentado un modelo de globalización que podría considerarse más como un hermanamiento.

¿Quién se hubiese planteado a las puertas del siglo XX que alrededor del diez por ciento de la población total londinense, estuviese conformada por población hindú y pakistaní?

Hoy en día, cualquier persona tiene acceso a unos tacos, un pollo al curry, un kebab o un cerdo agridulce. Nunca antes el pueblo, la calle, había sabido tanto sobre culturas tan dispares sin moverse de casa.

Como si de una deuda se tratase, la madre patria, la metrópoli de los grandes imperios coloniales del pasado (en algunos casos no tan pasado), abre sus puertas como pidiendo perdón a los hijos e hijas de dichas patrias sometidas bajo el yugo de occidente. Las alianzas del pasado, o la favorecedora demanda de algún trabajo específico, no hacen más reforzar los pilares sobre los que se asientan relaciones como la turco-alemana, la franco-argelina, la hispano-marroquí o la anglo-pakistaní. 

Tocándole más de cerca, como chicano, Guillermo establece en su particular clase de geografía unas fuertes relaciones entre territorios estadounidenses y centro-suramericanos. ¿Quién invade a quien? ¿Qué cultura se sobrepone a la otra? Ni un inmigrante mexicano asentado en L.A. es mexicano, puesto que está altamente contaminado por el enfermizo ritmo de vida norteamericano, pero tampoco sería estadounidense, pues hasta su tono de piel le delata. Por otro lado, los californianos reciben con los brazos abiertos a los tacos y al tequila. ¿Quién intercambia qué? ¿Comen más kebaps los alemanes que chucrut los turcos?

Aún así, ¿qué busca o espera la metrópoli de sus ahijados? Según Gómez Peña, los californianos esperan el ya citado mariachi harto de tequila.  ¿Acaso el “Allá donde fueres haz lo que vieres” convierte a los inmigrantes en seres inferiores? ¿Los españoles aceptamos con mayor agrado a un subsahariano vestido de tuareg que a un “moro” en la vendimia? Pero la pregunta que realmente me impacienta es: ¿Dichos pueblos se hacen estas preguntas?, y en caso afirmativo: ¿Estamos hablando de exclusión o victimismo?

Como un típico narcotraficante en Nuevo Laredo, Gómez Peña dispara tres veces ante la cámara que le graba. Tu casa es también mía, tu idioma también es mío, y vuestros corazones serán míos una de estas noches. En cuanto a la primera frase, creo haber explicado con bastante claridad mi idea al respecto. En cuanto a la segunda, no nos distanciamos mucho de las relaciones histórico-culturales establecidas entre dichos países. Pero la tercera… ¿se trata de un ataque, una defensa o una amenaza? ¿Se trata de revivir los sacrificios aztecas en los que las víctimas eran despojadas de sus corazones? Quizás solo sea un llamamiento a la fraternidad entre los pueblos, pero “mío” es un posesivo en México y en California.

La reivindicación de los derechos de los inmigrantes en la denominada “madre patria” es evidente en la obra “Sing-along Geography Lesson” de Guillermo Gómez Peña. Nadie puede negar al “artista” la grandísima razón que tiene en cuanto a la situación de la sociedad inmigrante en el mundo. Claro como el agua, como su voz en el video.

Pero varias preguntas se derivan de esto. ¿Realmente estamos ante una performance? El chicano no nos habla para entretenernos, nos pega un tiro directo a la reflexión. ¿Pero realmente una bala es capaz de atravesar el objetivo de una cámara de video y proyectarse a través del monitor hacia el espectador en un museo, galería, o incluso en el sofá de su casa? La performance se ha determinado como un arte que tiene en cuenta el aquí y el ahora, una relación físicamente directa con el receptor del mensaje. Un acto ejemplificante que a través de una máscara inexpresiva e imparcial nos transmite un impulso reflexivo. Guillermo Gómez Peña puede presumir de haber utilizado medios muy dispares para su reflexión sobre la frontera y la identidad trans-cultural. A través de periodismo, performance, radio, video, poesía e instalaciones, ha explorado las relaciones entre los Latinos y los EEUU. ¿Pero qué diferencia realmente a la performance que se está tratando, de un artículo en un periódico o un discurso por radio? Si la performance se basa en un aquí y ahora hiperintensificados, que se presenta frente a un público de forma directa, sin ningún tipo de intermediario, esto no es una performance. Es cierto que medios como la fotografía o el vídeo complementan de forma necesaria a la creación performista, y es cierto también que sin ellos, la bienvenida a las galerías no sería ni tan común ni tan calurosa. ¿Pero, realmente “Sing-along Geography Lesson” se trata de un archivo documental sobre lo que fue una performance? ¿Dónde se encuentra el público entonces? ¿Tras la cámara en el momento de la grabación? Permítanme que lo dude.

¿De qué estamos hablando entonces? ¿Videoarte? ¿Video-performance? ¿Discurso ejemplificante grabado en video? ¿Chiflado con mucho tiempo y poca vergüenza? ¿Qué diferencia a un performero de un personaje excéntrico, con actitud y aspecto fuera de lugar? ¿Qué diferencia al chicano de Gómez Peña de Bowie, Madonna o Marilyn Manson? Si a través de una de sus canciones Manson nos presenta un mensaje reflexivo, y graba un videoclip de dicho tema, ¿estamos ante una video-performance? Del mismo modo, ¿uno de sus conciertos sería una performance? Está claro que usa su cuerpo, a través de la voz y los instrumentos musicales, como medio de creación artística, como propio elemento artístico. Habla de la innovación, del presente. Creo que es evidente que Manson hace con su cuerpo lo que haga falta para poder transmitir una idea, llevándolo al límite. ¿Estamos entonces ante un performero de fama mundial? ¿Al quizás más conocido de todos?

Es performance lo que se vende como tal. Se trata de un término tan ambiguo y variable que todo es performance y nada es performance. La performance puede hacerla cualquiera, se trata sólo de realizar preguntas impertinentes ante un receptor dispuesto a pensar una respuesta. El performance es preguntas. ¿Preguntas?