domingo, 2 de octubre de 2011

De fábrica solo tenía el nombre.


Comentario sobre “Silos en flor”. Revista NEO2, mes de Octubre de 2011. Por: Tachy Mora.

Que sorpresa la mía al encontrarme la fotografía de un silo en la revista que compro habitualmente. Siempre me he sentido fascinado por la estructura de estos edificios destinados al almacenamiento del grano. Su planta base, al modo de nave, acompañada siempre por una estructura elevada con contadas ventanas. Fachadas limpias en ornamento y color. Una delicia para Adolf Loos, y también para mí. Y es que, este silo situado en Marines, al noroeste de París, ha cambiado los cereales por el arte. Es en este lugar donde Jean-Philippe y Françoise Billarant exhiben su colección de arte privada, tan privada que la visita precisa de cita previa. El sencillo edificio, magníficamente reformado por Xavier Prédine-Hug, alberga obras de artistas como Donald Judd o Richard Serra. Del mismo modo, el Depot Basel de Basilea, se sitúa en el mismo contexto arquitectónico, aunque la intención no es la misma. El centro suizo mantiene el espacio más para la reunión y creación que para la exhibición. Entre periodistas, teóricos del arte, diseñadores y economistas, el espacio se presenta como un temporal punto de creación.

Pero no son solo los silos los agraciados con el revivir de la creación artística. Qué mejor ejemplo que el Matadero de Madrid, una magnifica rehabilitación del espacio, del entorno y de la conciencia. O el centro LABoral Arte de Gijón que recuperó exquisitamente el espacio olvidado de los talleres de la Universidad Laboral.

Como muy bien afirma Elisa Carreras, parte del desarrollo urbano de una ciudad depende de la habilitación y rehabilitación de edificios, sirviendo por un lado para recuperar el patrimonio, y por otro para adecuar espacios a las nuevas necesidades de los ciudadanos.

Y aun son pocas las fábricas, mercados, iglesias, estaciones, silos o mataderos que han cedido sus diáfanos espacios a la creación y difusión del arte. Cuánto se podría hacer en todos los edificios abandonados o al borde del abandono. Cuánto por los magníficos espacios olvidados que pueblan todo el territorio español. Cuánta cultura se derrumba con ellos cuando ya a nadie le importa su destino. Invertir en estos espacios es invertir en cultura y rehabilitación urbana. En amor y respeto por la sociedad y los vestigios de su pasado, la arquitectura. ¿Dónde colgaríamos los cuadros si no hubiera paredes? ¿Dónde guardaríamos la ropa si no hubiera armarios?

Aún quedan en mi ciudad suculentas naves y minas expirando lentamente. Nunca es tarde para intentarlo. Al fin y al cabo, la Factory de Andy Warhol, de fábrica sólo tenía el nombre.


David Von Kirchen

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